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Dime cómo fue tu infancia y te diré que pareja elegiste

«Las informaciones que recibimos durante los primeros años de vida se convierten en “filtros” por donde pasan las experiencias de como vemos el mundo, de cómo reaccionamos frente a la vida y por supuesto que parámetros inconscientes utilizamos  a la hora de elegir pareja.

Desde nuestra concepción en el vientre de mamá, ya venimos con información que ha quedado registrada en nuestro inconsciente y podemos detectar ya como adultos, algunas conductas coherentes con esa etapa.

Cada bebe trae consigo las huellas de su clan familiar y en cuanto los padres se hacen conscientes de sus propias heridas y las cierran, también el hijo puede construir su propia historia de manera menos complicada, le podrían allanar el camino.

Heredamos no sólo los genes de nuestro sistema familiar, también heredamos por entrelazamiento cuántico su manera de percibir la vida junto con sus creencias o programaciones mentales inconscientes y también sus duelos no resueltos.

La forma en que los adultos interpretan el mundo por sus experiencias o creencias heredadas en el sistema familiar, en esa misma medida lo transmiten a las siguientes generaciones.

Las cicatrices emocionales de la infancia conforman lo que metafóricamente llamamos “el niño herido” y casi todos en mayor o menor medida hemos sido víctimas de las frustraciones, el miedo o el estado de consciencia en aquel momento de nuestros padres, abuelos  y  personas que estuvieron a nuestro cuidado.

Nos dejaron creencias inconscientes como que determina nuestra elección de pareja y casi siempre es por las razones equivocadas, demandando a la misma cubrir necesidades inconscientes que quedaron por carencias afectivas y exigimos a nuestras parejas lo que lamentablemente no pueden darnos.

Sin duda nuestros padres y cuidadores nos amaron,  nos dieron lo que había en su corazón, lo que pensaban era lo mejor, sólo que muchas veces había dolor, frustración, ira, y mucho miedo de hacerlo “diferente” a como lo habían aprendido.

La energía cuántica que entrelaza un sistema familiar es muy poderosa hasta que se hace consciente.

Cuántas veces has escuchado decir, el tiempo cura las heridasel tiempo lo cura todo. Sin embargo, déjame decirte que estas creencias pueden transmitir una idea errónea como que no necesitamos hacer nada y que las heridas se cerrarán por sí solas.

Si no hacemos algo como descubrir las lealtades familiares, si no le damos luz a nuestro árbol genealógico de porque se repiten eventos y situaciones dentro del clan familiar, es probable que la herida de nuestra infancia se abra ante el menor roce por alguna experiencia.

Por eso, en muchas ocasiones, cuando pensamos que ya hemos superado una dificultad con la pareja y que finalmente hemos pasado página, el dolor regresa, y es tan intenso como el primer día.

¿A quién crees que se parece tu pareja?

¿Repetimos con nuestros hijos lo que más nos molestaba de nuestros padres?

Si necesitas más información, te invito a contactarme aquí

Nos vemos en la próxima entrega!!!

Gracias por estar ahí!!!

Ma. Xiomara Albertos

 

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