A través de aprendizajes y creencias o patrones que vienen de anteriores generaciones, los padres muchas veces programan desde la concepción a un hijo o hija para anclarlos a ellos y a sus destinos en vez de enseñarlos para ser independientes cuando sean adultos.
Como siempre les recuerdo, estos patrones viajan en el inconsciente de la familia y no significa que sea «Bueno o Malo», simplemente son creencias que se repiten y se repiten hasta que «alguien» en el árbol familiar se da cuenta y cambia la situación.
Para esta programación, por supuesto inconsciente, utilizan frases en forma repetida durante años como las siguientes:
- Esta niña o niño es para cuando este vieja o viejo y me cuide
- Este niño es el hombre de la casa si su papá se va
- Se refieren a los hijos como: “mi niña o mi niño”
- Este niño o niña vino para no sentirme sola o solo hasta que me muera
- Esta niña o este niño no se va a casar, se quedará conmigo para cuidarme
- Esta niña o este niños se hará cargo del negocio de la familia
- Todos pueden irse, pero tú no
- Si ella o él está, su papá no nos dejará
- Tú me cuidarás en mi enfermedad
- Tú estás para cuidar a tus hermanos cuando yo me muera
Podemos verlos cuando son adultos en:
- Hijos que jamás se han ido de la casa de sus padres; deseando hacerlo, pero no se atreven dando miles de excusas.
- Hijos que creen que tienen que cuidar a sus padres, aunque se valgan por sí mismos.
- Hijos que cargan con la obligación de viajar con sus padres, de pasar las fiestas con ellos, de tener que hacerlos felices.
- Hijos que no se han casado o formalizado con ninguna pareja porque están atados simbólicamente con mamá o con papá y cuando consiguen pareja si está huye a toda velocidad al ver esta situación.
- Hijos que se hacen cargo de sus hermanos (adultos) por promesas hechas a los padres en su lecho de muerte.
- Hijos castrados emocionalmente que no saben que hacer de su vida fuera del ámbito de los padres.
- Hijos que, aunque se casen atraen parejas que se comportan como el padre o la madre y continúan siendo niños.
Bajo el prisma de la Programación Neurolingüística (PNL), se puede abordar el tema desde una perspectiva de cambio de patrones mentales y emocionales arraigados.
La PNL ofrece técnicas que pueden ayudar a desvincularse de roles limitantes y reconstruir una identidad más saludable y auténtica.
En este caso, se puede trabajar en la reestructuración de creencias arraigadas sobre el papel de los hijos como «ancla» o «bastón» de los padres.
La PNL sugiere que nuestras percepciones y comportamientos están influenciados por patrones lingüísticos y mentales que pueden ser reprogramados.
La PNL también ofrece herramientas de trabajar y sanear el árbol genealógico para poner en orden los roles y las cargas asociadas de cada familiar involucrado ya que el campo que une a la familia puede cambiarse al reconocer como actúa y al darle la estructura adecuada.
La visualización guiada podría ser útil para reconstruir una imagen mental más positiva y liberadora de sí mismos, permitiéndoles sentirse libres de asumir responsabilidades no deseadas o poco saludables.
Además, se puede trabajar en el establecimiento de límites claros y saludables. Esto implica aprender a decir «no» de manera respetuosa y establecer límites emocionales y físicos con los padres, sin sentirse culpable por cuidar de
uno mismo. En pocas palabras, trabajar con la autoestima.
Te invito a reflexionar si estás haciendo de tu vida lo que realmente quieres o estás
Xiomara Albertos