a Autoestima es el proceso principal alrededor del cual gira cada aspecto de nuestras vidas. Para explicarlo de forma sencilla, es el nivel de “esa sensación de bienestar” que somos capaces de experimentar, el éxito que podemos manifestar, cuán funcionales son nuestras relaciones, la creatividad que nos permitimos expresar, los logros que somos capaces de vivir, y tantos otros aspectos de nuestra vida personal, están intrínsecamente ligados a nuestra autoestima.
La Asertividad se define como la habilidad que permite a las personas expresar de la manera adecuada, sin hostilidad ni agresividad, sus emociones frente a otra persona. Las personas que poseen esta cualidad expresan de manera directa y adecuada sus opiniones y sentimientos, tanto positivos como negativos.
La Resiliencia es el proceso de adaptarse bien a la adversidad, a un trauma, tragedia, amenaza, o fuentes de tensión significativas, como problemas familiares o de relaciones personales, problemas serios de salud o situaciones estresantes del trabajo o financieras.
En lo más profundo de nuestro SER existe una imagen que nosotros hemos ido construyendo, aunque no estemos plenamente conscientes de ello, ya que proviene del inconsciente, que refleja la idea que nosotros nos hemos forjado de quienes somos como persona y cuán valiosos somos con respecto a otros.
Se corresponde o no con la realidad, esta imagen es nuestro punto de referencia con respecto al mundo que nos rodea, es nuestra base para tomar decisiones, y es nuestra guía para todo lo relacionado con nuestro diario gestionar en la vida.
Nuestro nivel de autoestima es el responsable de todo lo que ocurre en nuestras vidas. Recordemos que nuestra vida no es más que un reflejo de lo que existe en nuestro interior. Nuestros pensamientos, nuestras palabras, nuestras emociones y nuestras decisiones/acciones, le han dado forma a través del tiempo a lo que hoy llamamos “Nuestra Vida”, nuestras creencias inconscientes y por supuesto muchas de ellas limitantes.
Por eso las experiencias vividas desde nuestra concepción con los pensamientos, palabras y emociones que manejaban nuestros padres en aquel momento, luego, la dinámica que vivimos durante la infancia, juegan un papel predominante en el establecimiento de nuestra autoestima, así como la asertividad y la resiliencia, un buen manejo de respuestas ante las circunstancias que se nos van presentando y la calidad de estas experiencias que vamos eligiendo, influyen directamente sobre nuestra autoestima.
En palabras más sencillas, desde nuestro comienzo de vida en el útero de nuestra madre y durante los primeros años de vida, nuestros éxitos y tropiezos, y como fuimos tratados en cada ocasión como resultado de ellos por los miembros de nuestra familia inmediata, nuestros maestros, nuestros amigos, contribuyeron a la creación de esa imagen de nosotros mismos que llevamos dentro y, en consecuencia, a establecer nuestro nivel de autoestima y asertividad.
¿Es posible cambiar esta imagen de nosotros? Al no hacer consciente estos mensajes, creencias, tendencias, comportamientos que nos facilitaron, irremediablemente seguiremos repitiendo estos patrones hasta que los hagamos conscientes, repitiendo conductas que algunas nos gustará y otras muchas no tanto, pero, que ignorarlas, nos acompañarán irremediablemente en nuestra etapa adulta.
Un nivel consciente de autoestima con una efectiva asertividad, hacen florecer nuestra confianza en nuestras habilidades para resolver situaciones desde la resiliencia, y la asertividad necesarias para permitirnos llegar a SER todo lo que podemos SER. Nos permite tener relaciones más funcionales, saludables y profundas, principalmente con nosotros mismos.
AUTOESTIMA CONSCIENTE
Es cuando somos capaces de establecer relaciones más estrechas, encontrando más amigos, porque no tendremos miedo de perder a nadie. Seremos capaces de:
– Ser la persona que queremos ser
– Respetar las ideas y actitudes propias y las de los demás
– Reconocer y expresar nuestro talento y el de los demás
– Disfrutar más de los demás
– Ofrecer más de nosotros mismos al mundo sin miedo
– Mantener la confianza en nosotros mismos.
– Ser más tolerantes sin sentirnos menos
– Procurarse una mejor salud física y mental
– Producir más dinero
– Expresar en forma asertiva nuestros sentimientos y emociones
– Relacionarse con personas que nos sumen y no resten
– Valorar más el tiempo
– Confiar más en nuestras propias capacidades
– Dar ejemplos coherentes a nuestros hijos
– Perdonar y perdonarse.
Reconocernos como seres asertivos lleva la gran responsabilidad de apreciar la individualidad de cada uno y así responderles de manera positiva y productiva. Estar conscientes de lo que somos, no garantiza que nunca pasaremos por experiencias tristes o negativas sin embargo, tendremos más recursos para tomar decisiones en forma oportuna sin quedarnos a “VIVIR” revolcándonos en ese momento doloroso, saliendo de nuestra zona de confort para obtener soluciones inteligentes y cónsonas con lo que queremos y nos hará sentirnos bien con nosotros mismos y con los demás.
Por último y quizás lo más importantes, los invito a ser coherentes y congruentes entre lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos…vamos, comencemos a reconocernos y conocernos para trabajar en una mejor versión de nosotros mismos, seamos constructores de la vida que deseamos tener, comenzando con la relación con nosotros mismos.
Así que te invito a ponerle un poco más que sólo la “intención” de transformar tu vida. Averigua tus razones, tus creencias que maneja tu inconsciente para poder hacer cambios profundos y duraderos.
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Ma. Xiomara Albertos
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