METÁFORA:
«EL FARO Y EL MAR DE LOS COMIENZOS»
Había una vez un faro solitario, erguido sobre un acantilado que miraba al inmenso mar.
Durante años, su luz había guiado a innumerables barcos a puerto seguro.
Estaba hecho de piedra firme y resistía con entereza los embates del viento y la sal.
«Su propósito estaba claro, su rutina era predecible, y aunque el mundo a su alrededor cambiaba, él permanecía inmóvil, fiel a lo que siempre había sido»
Un día, sin previo aviso, una tormenta desconocida se desató. No era como las otras.
«No traía destrucción, sino transformación»
El mar se retiró, como si respirara profundamente, y cuando volvió, trajo consigo una nueva marea, distinta, llena de corrientes que el faro jamás había visto.
Los barcos ya no navegaban por las rutas de antes. El puerto se movió. Las estrellas ya no marcaban el norte y, por primera vez en mucho tiempo, el faro se sintió perdido, como si su luz no supiera ya a quién debía alumbrar.
Durante noches enteras, el faro cuestionó su existencia. “¿Qué soy, si ya no sirvo dónde estoy? ¿Qué sentido tiene brillar si nadie me ve?”
La soledad de esas preguntas pesaba más que cualquier tormenta pasada. Hasta que, en la profundidad de una noche serena, una luciérnaga se posó en una grieta de su torre.
—¿Por qué lloras, gigante de luz? —preguntó la luciérnaga.
—Porque todo ha cambiado y yo no sé quién soy ahora —respondió el faro con voz temblorosa.
La luciérnaga titiló dulcemente y dijo:
—Quizás lo que eras ya cumplió su ciclo. Tal vez no estás aquí para quedarte quieto, sino para encenderte en otros horizontes. Yo, que soy tan pequeña, no temo a la oscuridad. Porque cada noche me ofrece un cielo nuevo que explorar. No te aferres a ser un faro solo en un lugar. Tal vez ahora tu luz deba moverse, transformarse, descubrir qué otras costas puedes alumbrar.
«Esas palabras se clavaron en el corazón del faro como semillas en tierra fértil»
Durante días pensó en ellas y entonces, en un acto que parecía imposible, el faro comenzó a desarmarse.
Piedra por piedra, sin miedo, se dejó llevar por el viento.
Su luz, esa chispa eterna, no se apagó:
«Se transformó en una estrella fugaz»
Desde entonces, muchos viajeros dicen haberla visto cruzar los cielos, iluminando nuevas tierras, guiando caminos desconocidos, recordando que cuando todo cambia, no es el final… sino el comienzo de otra historia.
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🕊️ Reflexión
A veces, los cambios nos hacen sentir como si estuviéramos perdiéndolo todo pero en realidad, estamos siendo invitados a redescubrirnos.
Los comienzos no son vacíos ni amenazas, son páginas en blanco donde podemos escribir nuevas versiones de nosotros mismos.
Y como el faro que se convirtió en estrella, tú también puedes iluminar caminos nuevos si te das permiso de transformarte…
Xiomara
Aaaaaaay que bonito.
Me ha llegado al Alma porque el paisaje del faro me es familiar, soy isleña y cuando he vivido en el continente, casi siempre ha sido en la costa.
El faro con su estructura y fortaleza imponente, guiando a los barcos en sus rutas tranquilas y también en las grandes tormentas….. nunca se me ocurrió que cada uno de nosotros es un faro, con su propia luz en la oscuridad, tanto en las noches serenas como en las más tormentosas, que linda e importante misión.
Y cuando las cosas cambian es la minúscula y frágil luciérnaga quien «da luz espiritual» al enorme faro, que gran lección de humildad.
Y sí, después de brillar toda una vida para los demás, la evolución que lleva a la inmortalidad es dejarse demoler para convertirse en una estrella cuya luz sigue perenne en la oscuridad.
Que bonito Xiomara, como todo lo que publicas. Que regalo tan importante nos dejas a través de tus metáforas y reflexiones.
Muchas gracias.
Un abrazo.
¡Rosita querida! 💛
Qué emoción leerte… tu comentario me abrazó el alma. Qué bonito cómo conectaste con el faro desde tu mirada isleña, desde esa intimidad con el mar y sus símbolos.
Me encanta cómo lo expresaste: ese faro firme, que guía incluso en medio del caos… y luego esa luciérnaga humilde que, con su luz pequeña pero sabia, transforma. ¡Qué imagen tan poderosa compartiste tú también!
Me llena de alegría saber que esta metáfora te tocó el corazón. Gracias infinitas por leerme con tanta sensibilidad, y por regalarme también tus propias reflexiones, que son un tesoro.
Un abrazo grandote, de esos que cruzan océanos. 🌊✨
Pero que bonito……y ojala nuestro procesos de cambio sean para un futuro mejor de lo q hasta ahora conocemos,tanto nuestro y de nuestro entorno…..
Gracias por tan linda metafora ♥️..
¡Mar, gracias de corazón por tus palabras! 🌿
Ojalá que sí, que cada paso de cambio —aunque a veces incierto— nos acerque a un futuro más consciente, más luminoso y más humano, tanto en lo personal como en lo colectivo.
Me alegra muchísimo que la metáfora haya resonado contigo. Qué lindo es compartir estos sentires contigo. ♥️