DE SENTIR FRACASOS A OBTENER RESULTADOS
En el artículo de esta semana, me gustaría hablar de como manejas los tropiezos en tu vida diaria, como te sientes cuando las “cosas” no salen como esperabas, cuando la impaciencia no te permite lograr el resultado que esperabas y finalmente abandonas un proyecto, una meta, un sueño…
Un principio fundamental de la Programación Neurolingüística (PNL) afirma que:
«No hay fracasos, sólo resultados».
Esta afirmación, a primera vista simple, encierra una profunda sabiduría que puede transformar nuestra manera de enfrentar la vida.
Adoptar esta mentalidad no solo nos ayuda a ver nuestras experiencias bajo una luz diferente, sino que también nos permite cultivar una resiliencia que impulsa nuestro crecimiento personal y profesional.
Te doy como ejemplo el proceso de aprender a tocar un instrumento musical.
Al principio, cada nota desafinada y cada ritmo incorrecto pueden parecer fracasos.
Sin embargo, cada uno de estos «errores» es en realidad una pieza de retroalimentación que nos indica dónde necesitamos mejorar.
Al abordar la práctica con la mentalidad de que cada resultado es una lección podemos progresar más rápido y con menos frustración.
Nuestros pensamientos y emociones juegan un papel crucial en cómo interpretamos nuestras experiencias.
Si nos aferramos a la idea de que un resultado adverso es un fracaso, es probable que experimentemos sentimientos de desánimo y baja autoestima, o quizás un niño interior herido/a que controla nuestro adulto.
Sin embargo, al reinterpretar estos resultados como oportunidades de aprendizaje, podemos transformar nuestras emociones de manera que nos impulsen hacia adelante en lugar de frenarnos.
Un ejemplo claro de esto se ve en el ámbito deportivo. Los atletas que se recuperan rápidamente de una derrota suelen tener una mentalidad de crecimiento.
Ven cada competencia no ganada como una oportunidad para analizar su desempeño y ajustar su entrenamiento. Esta mentalidad no solo les ayuda a mejorar continuamente, sino que también les permite mantener una actitud positiva y motivada.
Otro aspecto super importante de adoptar la perspectiva de que no hay fracasos, solo resultados, nos dota de una resiliencia esencial para enfrentar los desafíos de la vida.
Nos permite ver los obstáculos como temporales y superables, y nos anima a seguir adelante a pesar de las dificultades.
Esta resiliencia no solo es crucial para el éxito personal, sino también para el bienestar emocional.
Te invitó a reflexionar sobre cómo manejas tus «resultados». ¿Los ves como derrotas o como retroalimentación? Cambiar esta perspectiva puede tener un impacto profundo en tu vida.
Pregúntate: ¿Qué puedo aprender de esta experiencia? ¿Cómo puedo utilizar esta lección para mejorar y avanzar hacia mis metas?
Recordemos que no existen los fracasos solamente resultados. Cada experiencia, cada desafío y cada error son oportunidades para aprender y crecer.
Al adoptar esta mentalidad, podemos abrir un mundo de posibilidades y transformar nuestra vida de manera significativa.
Una máxima de Albert Einstein nos dice: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”.
Lo de esta semana….
Ay-ya-yay!
A «caído» en un momento de mi vida que literalmente me cambia todo, no solo la panorámica general compuesta de un abigarrado conjunto de cosas diferentes, sino de cada una de esas cosas por separado.
El ejemplo del instrumento musical es perfecto, porque siendo «audible» es casi «tangible».
Querida Xiomara Albertos, una vez más nos demuestras que dificultad es igual a oportunidad.
No obstante tener esto claro, ahora lo veo además, bajo otro punto de vista más constructivo, en el que, analizando las dificultades una vez superadas, nos entra alegría por la oportunidad de haber «afinado» una y otra vez, hasta disfrutar con regocijo la nota perfecta o contemplar la dificultad superada.
Cuanta sabiduría condensada en un articulo tan pequeño.
Y como la vida no parará de retarnos una y otra vez, nos perfeccionaremos a fuerza de ensayo y error, afinando el espíritu como quien afina el oído hasta que se consiga la nota perfecta.
Buenísimo el ejemplo que nos traes de Einstein, si el se hubiera rendido ante cada uno de sus múltiples resultados no positivos, hoy no tendríamos un Einstein y el mundo sería muy diferente.
A partir de este escrito mi actitud ante cada resultado va a ser muy diferente.
Muchas gracias Xiomara, espero tener tiempo de «digerir» lo mucho que nos has desvelado antes de tu próxima entrega.
Un abrazo.
Como ya nos tienes acostumbrad@s una lectura super interesante,aunque no lo habia pensado desde esa perspectiva pero es verdad,como se sienta un fracaso en lo q no nos sale a la primera … mal vamos,yo opino q cuando algo kieres vas a por ello te salga a la primera o a la quinta;y efectivamente ver en q se falla y evitarlo la proxima vez,rendirse o hundirse nunca…y si algo concreto no nos sale tampoco pasa nada,igual eso no es para nosotr@s,no tenemos q ser perfect@s en todo ..tenemos q ser FELICES Y VIVIR LA VIDA lo mejor posible aceptando q somos igual d valios@s aunke no podamos con todo…
¡Hola! Muchas gracias por tu comentario tan reflexivo y positivo. Me alegra mucho saber que encontraste la lectura interesante y que te hizo ver las cosas desde una nueva perspectiva.
Estoy totalmente de acuerdo contigo: el fracaso es una parte natural del proceso de aprendizaje y crecimiento. No siempre conseguimos lo que queremos a la primera, y eso está bien. Como bien dices, cuando realmente queremos algo, debemos seguir intentándolo, ya sea en el primer intento o en el quinto.
Además, aprender de nuestros errores es fundamental. Cada fallo es una oportunidad para mejorar y evitar los mismos errores en el futuro. Rendirse o hundirse no debería ser una opción. Y, efectivamente, si algo no nos sale, quizás simplemente no sea para nosotros, y eso no nos hace menos valiosos.
Lo más importante es ser felices y vivir la vida aceptándonos tal como somos, con nuestras fortalezas y nuestras limitaciones. No necesitamos ser perfectos en todo; lo que realmente importa es nuestro bienestar y felicidad.
Gracias de nuevo por compartir tus pensamientos. ¡Un abrazo!