METÁFORA

«EL ÁGUILA DE CORRAL»

  Nos cuenta la historia acerca de un campesino que en una excursión a la montaña se encuentra un huevo de águila. En su dificultad para encontrar el nido al cual pertenece, o donde dejarlo, decide llevárselo para su granja.

En su afán de brindarle protección, calor para crecer y desarrollarse decide ponerlo junto a una gallina que estaba empollando.

Cuando el águila nace “aprende” a comportarse como un pollo. Además, que las gallinas se encargan de moldear poco a poco su comportamiento.

Aunque el aguilucho se sentía diferente, poco a poco se fue resignando a dejar de ser lo que en esencia era, para convertirse en una “gallina”.

En alguna ocasión pasa por la granja un naturista y pregunta al dueño:

– ¿Qué hace un águila en el corral de las gallinas?

– El granjero le explica que el águila fue criada por las gallinas por lo cual  ha aprendido a ser como una más de ellos

Linda águila bebé en 3D de 32 quilates con ojos de ensueño ...

– Pero… el águila por más que haya sido criada de esa forma  tiene el corazón de águila… insiste el naturista. Por lo cual puede enseñársele a volar

– Yo no se lo he impedido dice el granjero, es “libre” de hacer lo que ella quiera

Después de discutir un poco más los dos hombres llegan a un acuerdo, querían ver si aún era posible enseñar al águila a volar.

En los primeros intentos, el águila estaba confundida, volvía a la seguridad que le daba su vida como “gallina”. Tenía miedo de su yo, de volar en grande.

Sus alas estaban tiesas, no tenía la práctica necesaria ni la confianza en si mismo, para lograr aquello que era su verdadera esencia o su verdadero yo.

«Después de varios intentos en los cuales se incluyó llevar al águila a una montaña, para que desde allí pudiera volar y finalmente, aunque temblorosa el águila, abre sus alas y logra triunfante volar y alejarse por el cielo»

 

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En la historia del «Águila de Corral», se narra la experiencia de un águila que, por circunstancias de la vida, creció en un ambiente de gallinas.

Aunque su corazón latía con la fuerza de un águila, su comportamiento y su mentalidad se moldearon para adaptarse al entorno de las aves de corral.

Sin embargo, un encuentro con un naturista despierta la posibilidad de volver a su verdadera esencia. A pesar del miedo y la incertidumbre, el águila encuentra el coraje para abrir sus alas y volar hacia su destino.

Esta metáfora nos enseña sobre la importancia de reconocer nuestra verdadera naturaleza y tener el coraje de seguir nuestros sueños, incluso cuando parece difícil o imposible.

Y  lo más importante, siempre encontraremos a alguien que nos mostrará el camino y nos enseñará a ver  las «alas» que siempre hemos tenido,  y nos dirá «confía» para tener el valor de  enfrentar «ese vuelo» tan esperado que sabíamos instintivamente estar preparados…

Los invito a ir más alla de lo conocido…siempre hay más…confía…

Xiomara Albertos Suárez

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