Extracto del Libro «Cómo Saber si vivo con un Maltratador» Amazon Kindle por
Ma. Xiomara Albertos
Después de dar el paso de una separación en forma definitiva, ósea sin vuelta atrás, lo recomendable es borrar todos los mensajes, cartas o emails que te vinculen a esa relación, a menos que te interesen como pruebas ante un tribunal para demostrar parte de la dinámica agresiva.
Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente revolcándote en los porqués, en devolver “la Película” y tratar de entender por qué sucedió. El desgaste puede ser infinito, estamos experimentando y nos merecemos ir cerrando capítulos, a pasar hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la Vida y seguir adelante.
No podemos estar en el presente sufriendo por lo que nos pasó. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltar, hay que desapegarse. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!
Por eso a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, tirar documentos, vender o regalar libros. Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Dejar ir, soltar, desprenderse, desapegarse.
No esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres. Suelta el resentimiento. Te aseguro que sólo te servirá para sentirte triste. Trata de evitar hablar ni bien ni mal de tu ex, ni cuentes tu historia a personas que no sean de tu entera confianza y cercanas a ti. Ármate de paciencia para recuperar poco a poco tu paz interior.
Date la oportunidad de vivir tu duelo emocional, llora lo que tengas que llorar. Este periodo suele ser de unos ocho meses. Durante tu duelo evita enredarte en relaciones hasta que hayas pasado este tiempo de transición que no es otra cosa que conocerte un poco a ti mism@.
Vuelve a conectarte con tus sueños que dejaste atrás, con amistades o familia que dejaste de tratar por estar con en esa relación; elabora un proyecto de vida de aquí en adelante. Ábrete a la posibilidad de volver a enamorarte, cuando te sientas cómod@, cuando sientas que tus heridas están cerradas, cuando te hayas reconciliado con la vida y por supuesto, contigo.
Quédate con el aprendizaje, con el crecimiento como ser humano que has obtenido, con el valor y merecimiento que te mereces. La esencia al cerrar un ciclo doloroso es no almacenar rencores, tan simple porque ese tipo de sentimientos, aunque sientas que lo merece, te hacen daño a ti. No guardes rabia, ira, deseos de venganza.
Perdona y perdónate por lo que pasó. El perdón es el borrador más grande para sentirte en paz y sacarte del rol de víctima. Recuerda que somos responsables por las decisiones que tomamos.
Deja que el Universo se encargué de lo que cada quién merece. Llámalo Karma o justicia divina. No te lo digo como consuelo. No se puede recibir algo diferente a lo que se siembra. Dejar atrás el pasado no es renunciar a él, sino transformarlo en lecciones de vida para nuestro crecimiento personal.
La vida está para adelante, nunca para atrás. Porque si andas por la vida dejando puertas abiertas, por si acaso, nunca podrás desapegarte ni vivir lo de hoy con satisfacción.
“Por supuesto que tus heridas no son tu culpa, sin embargo, tu sanación sí es tu responsabilidad”
Ma. Xiomara Albertos S.
