Me gustaría comentarles que hace unos días, tuve la oportunidad de asistir a una charla sobre SORORIDAD Y EMPODERAMIENTO FEMENINO muy enfocada en que la fuerza de las mujeres radica en la unión que entre nosotras debe fomentarse como casi una única solución a la desigualdad que existe entre hombres y mujeres, que el ser feministas nos hará “por fin” libres y felices.
A medida que reflexionaba sobre estas ideas, se hizo evidente para mí la necesidad de trascender las etiquetas de víctima frente a los hombres y asumir responsabilidad en nuestro rol como mujeres más que en querer ser igual a ellos, somos diferentes, pero al mismo tiempo iguales y únicos, con nuestras fortalezas y debilidades que nos complementan.
El 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, nos recuerda la importancia de erradicar la violencia de género, sin embargo, yo antes de hacernos radicales como en una competencia de quién es el mejor, exploraría la importancia de las razones a la hora de elegir pareja, esas elecciones que hacemos de forma inconsciente que reflejan nuestras heridas de infancia no sanadas.
Es fundamental reconocer que no somos víctimas indefensas de circunstancias aleatorias.
No se trata de que «nos tocó» una pareja abusiva, sino de reconocer nuestra responsabilidad en las elecciones de ésta. Cuando asumimos esta responsabilidad y sanamos nuestras heridas, dejamos de repetir patrones dolorosos y atraemos parejas y amigos adecuados.
La charla que les comenté al principio enfocaba la sororidad como un punto clave, pero creo que debemos profundizar. Es importante que hombres y mujeres reconozcamos que atraemos parejas con heridas no sanadas cuando no reconocemos y sanamos las nuestras. Este reconocimiento nos libera de ser víctimas y nos otorga el poder de transformar nuestras vidas.
Al tomar responsabilidad en nuestras elecciones, no solo de pareja también de amigos, aprendemos valiosas lecciones que nos impulsan hacia el crecimiento personal.
Dejar de ser espectadores de nuestras circunstancias y convertirnos en participantes activos, nos permite atraer relaciones conscientes basadas en el respeto mutuo y la sanación compartida.
Ninguna persona con una autoestima trabajada permite ser abusada o maltratada por otra. Lo permitirá una vez, pero no repite.
Creo firmemente que, al reconocer nuestra responsabilidad en nuestras elecciones de pareja y amigos, podemos aprender y crecer, atrayendo relaciones que nos nutran y nos impulsen hacia la plenitud emocional.
Cuando educamos a las siguientes generaciones sobre la importancia de la sanación emocional, les brindamos las herramientas para reconocer y abordar las heridas de la infancia. Esto les permite tomar decisiones más conscientes y saludables en todas sus relaciones, ya sea con amigos o parejas.
Cuando fortalecemos la autoestima, nos proporcionamos la base para tomar decisiones asertivas en las relaciones. Una autoestima sólida nos permite establecer límites saludables, reconocer relaciones abusivas y buscar aquellas que nos aporten crecimiento y bienestar, ya sea en amistades o en parejas.
Es importante enfatizar que el trabajo en la autoestima no se limita a un género en particular. Tanto hombres como mujeres se benefician enormemente al fortalecer su autoestima, lo que les permite establecer relaciones más equilibradas y satisfactorias.
Además, es crucial resaltar cómo la colaboración entre hombres y mujeres es esencial para consolidar relaciones felices y equilibradas.
No se trata de separarnos en fraternidades o en sororidades, sino de unirnos en un camino hacia relaciones más satisfactorias y comprensivas.
Recordemos algo muy pero muy importante, pertenecemos a una raza en este planeta que es nuestro hogar, nos guste más o menos esto es lo que tenemos y tendremos que aprender a convivir desde nuestro reconocer todo aquello que hemos aprendido y quizás cambiando un poquito esas creencias que nos han querido inculcar y que nos ha causado sufrimiento innecesario.
Saquemos nuestras propias conclusiones y seamos auténticos.
Xiomara Albertos
Estoy totalmente de acuerdo q teniendo la autoestima bien;directamente no atraemos gente incorrecta a nuestra vida,ni la aguantamos;pero a la vez hay gente sea hombre o mujer q son seres» incorrectos » en muchos de sus habitos y no tratan como deberia ser a sus: hij@s,niet@s,sobrin@s,alumn@s ,pacientes y un largo etc..pero ese tipo d maltrato o abusos muyy pocas veces sale a la luz;y es algo q existe desde q empezo la humanidad ;y si se denuncia es a una pareja ,y menos mal q ya se va denunciando a curas y similares,a la familia por verguenza o por mil motivos se tapa..yo opino q hay gente da igual cual sea su sexo buena y tabm la hay mala,y en ciertas etapas de la vida no se puede evitar ser abusad@s o maltratad@s..son victimas y hay q sanarlo cuanto se tenga la oportunidad, y crecer sin generalizar porque no tod@s son como quien te hizo,yo no m gusta ni en el feminismo, ni la sororidad ni nada q sea separarnos ,por lo ya expuesto aki,creo más en lo q tú nos has dicho y la union..eso sí quien haga daño que lo pague porsupuesto.perdón por mi extensión;es q es un tema q toca muchas difurcaciones y y tiene miga;gracias infinitas Xiomara corazón..?❤️?
Gracias por tu comentario Mar, siempre tan elocuente. Esto es un temazo donde se podría hablar por horas exponiendo miles de razones. Totalmente de acuerdo contigo que hay personas con consciencia y otras en proceso de crecimiento que hacen daño a otras porque fue como aprendieron a sobrevivir. Ahora bien, no podemos tener una convivencia donde hombres y mujeres se complementen si seguimos dando solamente valides a uno de los sexos en una competencia eterna sin ganadores, solo perdedores. No reconocer una de las partes es no reconocer la mitad de donde venimos. Recibe un abrazo inmenso lleno de luz.
No conocía la palabra sororidad y tuve que buscar su significado, leí que es solidaridad entre mujeres y que el equivalente para hombres sería fraternidad.
Desconozco si esta palabra es nueva en el diccionario, pero me da tristeza, porque si queremos alcanzar una igualdad sana entre géneros masculino y femenino, viendonos como el complemento del otro y viceversa, no deberíamos hacer diferencias lingüísticas para expresar algo que es común al ser humano en general, sin importar si es hombre o mujer porque hay valores y sentimientos universales inherentes al ser humano independientemente del género al que pertenece.
La solaridad y/o fraternidad deberíamos ejercerla siempre, haciendo «piña» con las mujeres cuando algún asunto concierna en su mayoría a ellas, sin dejar de integrarlos a ellos, porque la unión hace la fuerza y si una persona no está bien, esto afecta a su entorno, sin importar el género.
Xiomara querida, como siempre nos pones la cabeza a pesar, destacando la auténtica igualdad, tienes razón, somos diferentes, pero iguales en lo que importa.
Las más despiertas sí que deberíamos hacer «peña» para que el sistema deje de manipularnos y dividirnos creando conflictos en vez de educarnos y enseñarnos a sanar desde la consciencia, como tantas veces nos has enseñado.
Muchas gracias, Xiomara, por ayudarnos a crecer.