METÁFORA “EL LEÓN QUE TENÍA SED”
Había un león que vivía en la sabana africana y que, un día, tenía sed. Fue a beber agua a la charca donde iban los leones. Pero, cuando estaba en la orilla y se inclinó sobre la superficie, vio a otro león igual que él que le miraba fijamente desde dentro del agua.
Pensó que, tal vez, el otro león le atacaría cuando estuviera bebiendo, le entró miedo y se fue corriendo y sin beber.
Pasado un rato pensó:” voy a volver a la charca, porque tengo mucha sed, a ver si el otro león se ha ido”.
Así que volvió, se inclinó de nuevo, echó una mirada… y el otro león seguía allí, igual que antes. Otra vez le dio miedo, y otra vez se marchó corriendo y sin beber.
Como estaba muy preocupado y sediento, pidió consejo a otros leones. Todos ellos (amigos, consejeros profesionales, intelectuales de renombre incluso…) trataron de convencerle de muchas maneras de que su temor no tenía fundamento porque el otro león, simplemente, no existía y se trataba sólo de su reflejo en el agua.
Lo curioso era que, a pesar de estar de acuerdo con ellos, a nuestro héroe no se le quitaba el miedo con pensamientos recurrentes como: “y si resulta que…”.
Hasta que un día ya no pudo más y, extenuado por la sed, acudió otra vez a la orilla y, sin pensarlo, directamente, metió la cabeza en el agua y bebió.
No sólo disfrutó del agua fresca que tanto necesitaba, sino que además sus temores se disiparon al instante porque comprobó que el otro león no existía…
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En la fábula del valiente león sediento, muestra una reacción común: «EL MIEDO» ante una situación donde dejamos que nuestras emociones y pensamientos tomen el control.
Su temor a un supuesto «otro león» en la charca le impide satisfacer su sed y le lleva a huir.
Cuantas veces hemos estado paralizados de “miedo” para realizar algún proyecto, por pensamientos nefastos y negativos que algo “malo” va a suceder.
Este miedo inconsciente y por supuesto desproporcionado, puede provenir de algún suceso en nuestras experiencias de vida que nos causó un enorme estrago emocional, quizás alguna situación no sanada de nuestra infancia, o probablemente algún suceso o experiencia terrible que hemos “enterrado” en nuestros recuerdos, pero…que puede “abrirse paso” cuando menos lo esperamos.
Sin embargo, este miedo es alimentado por nuestras propias creencias y no comprendemos que estamos “seguros”, que algo que vivimos en el pasado y que nos lastimó ya no está, ni tiene poder sobre nosotros para volver a dañarnos.
A pesar de las evidencias y los consejos que muchas personas nos puedan ofrecer, hasta que no estemos dispuestos a enfrentar “cara a cara” con nuestros miedos, estos no van a desaparecer porque estarán al “acecho”, porque nuestra percepción puede ser más poderosa que la realidad.
Esta revelación es una poderosa metáfora de cómo muchas veces nuestras mayores barreras residen en nuestras propias mentes.
Vamos!!! Te invito a buscar el momento de transformación que llega cuando el león (tu), agotado/a por la «sed», decide enfrentar directamente sus miedos.
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Ma. Xiomara Albertos
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Me encanta;que verdad cuanto nos perdemos sino enfrentamos nuestros miedos,graciasss infinitas tesoro por hacernos pensar y ir mejorando en nuestro camino..
Gracias por tu comentario siempre tan de valor. Recibe un abrazo
Excelente muestra de cómo el miedo confunde, paraliza y mata.
Y todos tenemos miedo alguna vez en algún área de nuestra vida.
En la metáfora del cuento «quien se ha llevado mi queso» hay una pregunta buenísima que podríamos aplicar aquí:
¿que haría si no tuviera miedo?
Gracias Xiomara Albertos por ponernos frente a nuestros miedos, única manera de vencerlos. No nos muramos de sed, el agua está ahí, no sucumbamos a los espejismos.