DEJA ATRÁS «EL POBRE DE MÍ»

 

En nuestras vidas, a menudo nos encontramos con episodios de crisis que nos hacen sentir derrotados y desesperanzados. En momentos así, es común caer en la autocompasión y en el famoso «POBRE DE MÍ», lamentándonos por nuestras circunstancias y sintiéndonos impotentes frente a ellas.  

El «pobre de mí» es una actitud que nos impide avanzar y encontrar soluciones a nuestros problemas. De manera inconsciente por patrones o creencias aprendidas desde nuestra más tierna edad, nos hace creer que somos víctimas indefensas de nuestras circunstancias y nos quita la responsabilidad de tomar acción y cambiar nuestras vidas. En lugar de buscar soluciones, nos estancamos en la queja constante y en la sensación de que el mundo está en nuestra contra.

Para dejar atrás este patrón de pensamiento, es fundamental cambiar nuestra perspectiva y asumir la responsabilidad de nuestra propia vida. En lugar de enfocarnos en lo que no tenemos o en lo que nos falta, debemos comenzar a apreciar lo que sí tenemos y aprovechar al máximo nuestros recursos y habilidades. Cada uno de nosotros tiene fortalezas y capacidades únicas, y es necesario utilizarlas para enfrentar los desafíos y superar las adversidades.

Dejar atrás el «pobre de mí» también implica cambiar nuestra mentalidad de víctima a la de un protagonista de nuestra propia historia. En lugar de esperar a que las cosas cambien por sí solas, debemos tomar la iniciativa y actuar. Esto puede implicar establecer metas claras, desarrollar un plan de acción y enfrentar los desafíos con determinación y perseverancia.

Es cierto que habrá momentos difíciles y fracasos en el camino, pero en lugar de rendirnos, debemos aprender de ellos y seguir adelante. Cada crisis es una oportunidad para crecer y aprender, y cada experiencia nos brinda lecciones valiosas que podemos aplicar en el futuro. En lugar de lamentarnos por nuestras derrotas, debemos usarlas como trampolines para alcanzar mayores alturas.

A medida que dejamos atrás el «pobre de mí» y adoptamos una mentalidad de crecimiento y empoderamiento, nos damos cuenta de que somos capaces de influir en nuestra propia realidad porque somos creadores de la misma.  

Es importante comprender que el éxito y la felicidad no se encuentran en la ausencia de dificultades, sino en cómo las enfrentamos y las superamos. Los momentos difíciles nos brindan oportunidades para desarrollar la resiliencia, fortalecer nuestra determinación y descubrir nuestras fortalezas internas.

Al dejar atrás el «pobre de mí», también cultivamos una mentalidad de gratitud y aprecio por las cosas positivas que hay en nuestras vidas. Nos damos cuenta de que incluso en medio de las dificultades, existen aspectos valiosos que merecen ser reconocidos. Enfocarnos en lo positivo nos brinda energía y motivación para seguir adelante.

Además, al dejar atrás el «pobre de mí», nos abrimos a nuevas oportunidades y posibilidades. Nos liberamos de la autolimitación y nos atrevemos a explorar caminos desconocidos. Reconocemos que somos capaces de aprender, crecer y adaptarnos a medida que enfrentamos nuevos desafíos.

No podemos controlar todas las circunstancias de la vida, pero sí podemos controlar cómo respondemos a ellas. Al dejar atrás el «pobre de mí», nos convertimos en agentes de cambio en nuestras propias vidas. Aprendemos a tomar decisiones conscientes, a buscar soluciones creativas y a mantener una actitud positiva incluso en los momentos más difíciles.

Es relevante mencionar una frase de Bert Hellinger que dice: «Sale más barato sufrir que buscar soluciones». Esta frase nos muestra cómo muchas veces nos acostumbramos a quejarnos y buscar culpables en lugar de enfrentar nuestros problemas de manera activa y buscar soluciones efectivas.

Cuando nos quedamos atrapados en la mentalidad del «pobre de mí», tendemos a aferrarnos al sufrimiento y a la queja como una forma de evadir la responsabilidad y el trabajo duro que implica buscar soluciones. Es más cómodo quedarse en la autocompasión y en la búsqueda de alguien a quien culpar por nuestras dificultades.

Sin embargo, esta actitud nos mantiene estancados y nos impide crecer. Nos convierte en víctimas de nuestras circunstancias en lugar de líderes de nuestra propia vida. Al adherirnos a esta mentalidad, renunciamos a nuestro poder personal.

En lugar de perder tiempo y energía buscando culpables, podemos centrarnos en encontrar formas constructivas de abordar nuestros momentos de crisis.  Al cambiar nuestra perspectiva y dejar atrás la mentalidad del «pobre de mí», nos convertimos en agentes de cambio en nuestras vidas.  

Esta máxima de Bert Hellinger nos invita a reflexionar sobre nuestra tendencia a quedarnos en la queja y a buscar culpables en lugar de buscar soluciones. Al dejar atrás esta actitud y adoptar una mentalidad proactiva, podemos liberarnos del sufrimiento innecesario y encontrar caminos efectivos para superar nuestros desafíos.  

Vamos, te invito a levantarte del sofá del “Pobre de mí” y reconocer tus emociones de tristeza, de rabia, de ira, pero no para quedarte ahí, más bien para salir en la búsqueda de la causa de esas emociones negativas y  cambiar los patrones que la originaron.

 

 Si necesitas más información, te invito a contactarme aquí

 

Nos vemos en la próxima entrega!!!

 

Gracias por estar ahí!!!

 

 

Ma. Xiomara Albertos

 

 

 

 

DIME A DÓNDE TE ENVÍO

EL REGALO

Para cumplir con la nueva Ley de Protección de Datos y que tus datos estén a salvo, debes leer y aceptar mis condiciones legales.

 

Responsable: Ma. Xiomara Albertos
Finalidad de los datos: Enviarte mis contenidos e información sobre mis servicios y cursos.
Legitimación: Tu consentimiento de que quieres comunicarte conmigo.
Almacenamiento de los datos: Los datos que me facilitas estarán ubicados en los servidores de MailerLite (mi proveedor de email marketing) de la UE, acogido al acuerdo EU-US Privacy Shield, aprobado por el Comité Europeo de Protección de Datos.
Derechos: En cualquier momento puedes limitar, recuperar y borrar tu información. 

Ver politica de privacidad>>